miércoles, 22 de abril de 2009

Supermiedo escénico*.

Alguna vez Gabriel García Márquez desnudó que desarrollar un discurso en público le generaba "miedo escénico", un sentimiento muy diferente a la soltura que experimentaba cuando tenía que sentarse a escribir. La frase no tardó en encontrar eco en el ámbito de la pelota de la mano de la verba de Jorge Valdano, entonces en las filas del Real Madrid, tan capacitado para enaltecer a las palabras desde el fútbol como al fútbol desde las palabras. Y Valdano habló sobre el miedo escénico que sufriría el Anderlecht de Bélgica cuando le llegará del turno de pisar el estadio Santiago Bernabéu para defender el 3 a 0 conseguido en el partido de ida de la tercera fase de la Copa UEFA. Ambos acertaron. García Márquez con su confesión, y Valdano con el vaticinio: el Madrid se puso 4 a 1 arriba en apenas un tiempo y con el susto tatuado en la cara de los belgas, cerró una goleada por 6 a 1 y pasó de ronda... Y todo por el miedo escénico.
Cuando uno está amenazado, cuando la angustia delata la cercanía de un riesgo grande, se produce el famoso miedo escénico. Y como todo malestar indigesto, se refleja mediante los síntomas. El River de Gorosito vivió una semana muy distinta a las habituales desde el inicio de la era Pipo. El entrenador y los jugadores llevaron a cabo un pacto tácito de evitar la confrontación dialéctica y todo lo que tenga que ver con Boca, al punto que el mediático Cristian Fabbiani no tuvo más remedio que llamarse a silencio (aún en contra de su voluntad). ¿Más señales de lo pesado que le resultó a River desandar la semana previa al derby? La práctica táctica del jueves fue a puertas cerradas (la prensa esperó en los accesos) y sólo el entrenador y Ahumada asistieron a una rueda de prensa (el resto, salvo excepciones, prefirió gambetear los micrófonos). ¿Más? La concentración, que generalmente se realizaba los sábados tras la práctica de la tarde, se adelantó para el viernes por la noche, y los jugadores estuvieron mirando videos ya desde el miércoles de la semana pasada (así lo reconoció el técnico). ¿Más? Gorosito pasó del "lo tengo claro" a no confirmar el equipo. Así de pendiente por el entorno llegó el entrenador al derby. Pero como dijo el propio presidente Aguilar en el programa 2 de Punta, "generalmente gana el que juega mejor". Y chau misterios.
En Boca, sorprendió la decisión de Carlos Ischia de alejar a la prensa (algo inusual) el día anterior al partido. Tampoco hubo confirmación del equipo, aunque sí chicanas mediáticas destinadas al barrio de Núñez. En la semana, el pelado de Boca jugó el derby más relajado que el enrulado de River, aunque siempre consciente de la importancia del duelo.
De ambos lados hubo mucho en juego ante una nueva edición del superclásico. Un derby que se disfruta pero se sufre. Que genera placer y regocijo por una victoria ante el rival histórico, pero al mismo tiempo transmite una excesiva presión ante un eventual traspié. El mismo miedo escénico que patentó García Márquez y que encontró Valdano en la cara de los jugadores del Anderlecht...

*Columna publicada en la revista virtual de 2 de Punta.

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