sábado, 2 de mayo de 2009

La vigencia de la experiencia*

“Mirá, no hay tantos secretos. Cuando sos más grande, aprendés a correr mejor la cancha, eso te lo da la experiencia…”. Con esa definición, a primera vista tan simple pero dueña de una certeza insoslayable, Marcelo Gallardo (33 años) sació mi inquietud respecto de cuál era la receta de los más grandes para ser desequilibrantes en un fútbol repleto de atléticos talentos más jóvenes. Un mes después, terminé de digerir el contenido de este artículo mientras me explicaba cómo dos “veteranos” como Martín Palermo (35 años) y el propio Muñeco, al final de cuentas, habían resultado DETERMINANTES en el último Superclásico jugado en la Bombonera. El Loco inventó un gol en donde no lo había. Y Gallardo (un día después de cumplir 16 años en Primera) empató el duelo con un tiro libre para enmarcar en un cuadrito (hidalgo gesto repetido en la eliminación copera en Paraguay). Allí donde la pelota ardía para muchos botines trémulos, Palermo y Gallardo se pusieron los intereses de sus equipos al hombro y dejaron en alto la vigencia de la generación de los treinta y tantos años. Pero ellos no son los únicos de la especie. Pasen y vean…
La palabra veteranía, del latín "vetus" -significa viejo- está vinculada con la experiencia que ofrenda la antiguedad, en todo su concepto hace referencia a los conocimientos que adquiere uno con el paso de los años en un área en particular. Sí, exacto, en un área: como Filippo Inzaghi, quien desafía permanentemente la temporalidad de su DNI. Con sus recientes tres tantos al Siena llegó a los 300 goles en el profesionalismo. Goleador tanto en las Series B y C1 como vistiendo las camisetas de la Juve o del Milan, Pippo está a menos de 10 gritos de ubicarse entre los 20 jugadores más goleadores de la historia del Calcio. Sólo tiene que batir el record de 153 goles de Stefano Nyers… Tratándose de él, ¿a alguien le quedan dudas que lo hará?¿Y qué podemos escribir desde estas líneas de Raúl, prócer cada fin de semana más actual del Real Madrid? ¿O de Totti, en la Roma?¿O de Frank Lampard en el Chelsea? ¿Y de Ribery y Luca Toni –cumple 32 el 26 de mayo- como piezas claves del Bayern Munich?¿O acaso no aplaudimos el nivel del arquero Tim Howard en el ascendente Everton inglés?¿Alguien se preguntó porqué el Barcelona está detrás del uruguayo Diego Forlán (soplará 30 velitas el 19 de mayo próximo), intocable en el Atlético de Madrid?Incluso hasta el Bichi Fuertes, que sigue rompiendo registros, forma parte de la vigente camada de los treintañeros. Ni hablar de Marco Di Vaio, que a los 32 años lideraba la tabla de Capo Canionieri en el Calcio con 16 goles en 24 fechas… Pero así como Palermo y Gallardo se regocijaron con la más preciada recompensa durante el Superclásico, a veces el fútbol se queda corto en reconocimientos. Éste, seguramente, es el caso de Pavel Nedved, quien a los 36 años, y aún brillando en el firmamento de estrellas de la Juventus , anunció que a final de temporada colgará los botines definitivamente sin haber conquistado ni una Champions League en toda su exitosa carrera. El checo se sumará a los tantos cracks que nunca pudieron levantar una Copa de Europa, como Maradona, Baggio, Rosario, Klinsmann, Bergkamp y otras varias figuras que hicieron el mérito suficiente para alcanzar la gloria en el torneo más prestigioso de clubes europeos.
En Inglaterra, un treintañero como John Terry ha puesto en vilo a los Blues: el capitán del Chelsea está primero en la lista de refuerzos del Manchester City, quien desembolsaría una cifra intergaláctica para transformar al reconocido marcador central en la base de su nuevo y ambicioso proyecto futbolístico. Por ahora, Terry asegura que sostendrá su fidelidad por el Chelsea (es el único jugador del plantel salido de las inferiores del club) y no se irá de Stanford Bridge. Además de rendimiento, este “veterano” enterró todos los rumores en torno a su eventual marcha con una declaración de lealtad muchas veces ajena a esos talentos precoces, de veintitantos años, que dejan a sus clubes formadores ante la primera oferta que tienta sus bolsillos. La tendencia se ratifica en todas las latitudes.
Un claro ejemplo de vigencia, también, es Mark Schwarzer, que a los 36 años es titular indiscutible en el Fullham y se convirtió en el arquero con más partidos en la historia de la Selección de Australia. Sólo una catástrofe puede dejar a los australianos fuera de Sudáfrica 2010… y a Schwarzer sin su cuarto Mundial.¿Más ejemplos?El holandés Van der Sar, quien a meses de cumplir los 39 años (sí, leyó bien), se convirtió en el arquero menos batido de las grandes ligas europeas (España, Inglaterra, Alemania e Italia): estuvo 1.311 minutos invicto, 36’ más que el mítico Abel Resino. Claro que a Van der Sar la defensa del Manchester United lo ayuda bastante, tampoco ese detalle merece ser obviado. ¿Una trampita? Si esta columna la escribiera dentro de dos años, sumaría al sueco Zlatan Ibrahimovic, uno de los delanteros más técnicamente superdotados del planeta. Sí, ya sería demasiado y hasta comenzaríamos a dudar en la utilidad de los más pibes.En el fútbol del Siglo XXI, el talento ha demostrado una atemporalidad que enorgullece. Que sigue fresco como en sus años adolescentes. No importa el color del pelo, las arrugas de la cara ni algún que otro kilo de más. Basta con “…aprender a correr la cancha”, como decía Gallardo y a no perder la espontaneidad valiente, la inteligencia y la contundencia de un fútbol concebido en la escuela del potrero. Ante eso, no hay documento de identidad que se resista al conocimiento que brinda la experiencia. Ni a los treinta y tantos años…
*Publicado en 2 de Punta