miércoles, 22 de abril de 2009

"Fui el primero que puso a Messi en una cancha" (Salvador Aparicio, descubridor de Lionel)*


Don "Apa" recuerda el día que le faltaba uno y pidió permiso para usar a la Pulguita que estaba afuera, pateando contra una pared...

"Nació sabiendo, yo lo único que hice fue pararlo en una cancha...". La frase es sincera y no encierra falsa modestia. Don Salvador Ricardo Aparicio, quien la dice, nació en Rosario el 19 de agosto de 1929. Casado, con cuatro hijos, ocho nietos y cuatro bisnietas, siempre estuvo rodeado de chicos, aunque su carrera como entrenador de las categorías pequeñas del club Abanderado Grandoli se potenció tras jubilarse en la administración del ferrocarril. El club fue fundado el 11 de febrero de 1980, a unas pocas cuadras del cruce entre Grandoli y Gutiérrez, en la canchita pelada que sobrevive en el CEF N8 vecino a los monoblocks del rosarino barrio Fonavi. Allí, una tarde, Don Salvador conoció a un enanito que no tenía ni cinco años. Aún no lo llamaban Pulga, pero su físico chiquito y su andar saltarín e inquieto ya presagiaban el apodo que recibiría con el tiempo... Era Lionel Andrés Messi.

-¿Se acuerda exactamente cómo lo conoció?

—Pucha... ¡¿Y cómo no me voy a acordar si fue una de las cosas más lindas que me pasaron?! Ese día me había tocado armar el equipo de la categoría 86 de Grandoli. Yo creía que tenía a los siete jugadores, pero me di cuenta de que todavía me faltaba uno. Con seis no podía jugar. Entonces, con una remera y un pantaloncito con los colores del club en la mano, empecé a mirar hacia la tribunita donde normalmente van los familiares de los chicos, cerquita del alambrado. Y lo vi a Leo... Chiquito, meta patear contra una pared. Estaba con su mamá y su abuela, había ido a ver a uno de sus hermanos, no me acuerdo si a Rodrigo o a Matías.

-¿Y entonces?

—Y entonces me acerqué y le dije a Puchi (Celia, la mamá de Lionel): "¿Me lo prestás?". Y ella me contestó: "¿Para qué? ¿Para jugar? Pero si casi no sabe...". Como dudaba, le dije: "Mirá, lo pongo por la derecha, al lado de la puerta. Cosa de que si se pone a llorar, estás vos al lado y lo podés sacar". Así, fui el primero que puso a Messi en una cancha. Aunque tuve en cuenta que el nenito era 87, un año más chico, y no quería que lo lastimaran. Al final, Puchi aceptó, se lo llevó al baño y le puso toda la ropita del equipo.

-¿Cómo fue el partido?

—Lo puse abajo. Vino una pelota, le pasó por la derecha y ni la miró. Por ahí llegó otra y le cayó en la zurda. ¡Salió gambeteando como si hubiera jugado toda la vida! No lo saqué nunca más. Jugó todo ese año en el equipo de la Categoría 86 y después, cuando empezó la 87, se pasó con los chicos de su edad.

-¿Y andaba bien?

—Sí, hacía seis o siete goles por partido, pero ya era delantero. Tengo un cassette con goles espectaculares de Lionel. ¡Era una cosa de locos! Y no tenía ni cinco años todavía. Por eso te digo: después de esa jugada, al otro día lo puse de delantero, si era un fenómeno.Aparicio vive en una casita muy humilde que está ubicada a unas pocas cuadras de Grandoli.

A los casi 77 años, no hay tarde que deje de ir a entrenar a los pibes del club, aunque ahora necesita la ayuda de un chico joven que le da una mano en la supervisión de las prácticas. "Es que estoy más grande, me cuesta. Tengo sólo diez chicos en la categoría, pero necesito ayuda porque me canso. Laburo con los pibes desde hace 25 años", explica con tono paternal. Habla pausado, a veces se pierde, quizá como consecuencia de una fisura cerebral que aún no termina de cicatrizar. Igual, anda y anda. Que se va a la carnicería, que está en el kiosco de diarios, que se fue a pasear, este hincha de Central Córdoba y de Independiente (por De la Mata) sólo se detiene para dormir la siesta o ver los partidos de Messi por TV. "También lo tuve a Damián Pérez, de la Reserva de Racing, que fue compañero de Lionel".

-¿Messi ya hacía goles maradonianos de chico?

—Uf, un montón. Hizo un gol en un partido, el que pasan en la publicidad de la tarjeta de crédito, que se los pasó a todos. Ese día hizo dos o tres goles contra un equipo que venía invicto, con 17 partidos sin perder. Si nos ganaba, salía campeón. Pero los derrotamos 4 a 0 y él metió tres. De esos goles en los que se pasaba a un equipo entero hacía todos los días; hasta gambeteaba a sus propios compañeros. No lo podíamos parar, je. Era natural en él hacer eso.

—Es inevitable hacer una comparación con las historias de Diego Maradona en Los Cebollitas...

—Puede ser... Así son los grandes jugadores. Pero no sé si le hace bien compararlo con Diego. Maradona fue algo impresionante. Y Lionel pude llegar a serlo. Cada vez que lo veo en el Barcelona, me emociono... La otra vez hizo un gol de cucharita al arquero y lloré como un loco. Me hizo acordar cuando era una pulguita... Para nosotros fue siempre Leo, eh, no la Pulga. También me emocioné cuando hizo ese golazo en el Juvenil, cuando se pasó a todo el mundo. Lástima que ahora anda lesionado.
-¿Volvió a verlo con el paso de los años?

—Lo volví a ver a fin del 2005, cuando estuvo acá... Fui a su casa, como siempre. Pero lo vuelven loco, le tocan el timbre todo el día. Por eso se fue a otro lado a pasar las Fiestas. ¡Uy, cuándo me vio! Se me colgó del cogote y me decía "Apa", por Aparicio, como me llaman todos.

—En las próximas horas quizá lo vuelve a ver.

—Seguro, aunque sé que viene a Rosario para tener tranquilidad en su recuperación. Yo lo voy a ir a ver porque nos queremos mucho, igual que con su papá y toda su familia. Yo fui su primer entrenador, pero su papá también estaba e, incluso, lo dirigió. Yo tenía la 84, la 85, la 86, y le dije a Jorge Messi: "¿Por qué no agarrás vos la Categoría? Yo no puedo más". Hoy, tantos años después, en el barrio los pibes me preguntan sobre Lionel y me piden que les cuente historias. ¿Sabías que su hermano era un fenómeno?

—No va a salir con la típica de que el hermano que no juega era mejor.

—En serio, Rodrigo era un fenómeno. De otra manera: un jugador de fuerza, que se llevaba todo por delante, pero muy bueno. En algún momento hubiera asegurado que era mejor que Lionel... Pero no llegó.

-Es obvio que en el Mundial se va a comer la televisión viendo a Lionel.

—Obvio. Yo estoy convencido de que va a hacer un buen torneo. Mi ilusión es que sea "su" Mundial.

-Si fuera Pekerman, ¿cómo lo pondría? ¿Con quiénes lo rodearía?

—Suelto. Cuanto más suelto juegue más puede rendir. Lionel tiene un pique corto impresionante. A veces lo explota mejor cerca del área, y a veces saliendo unos metros. Yo lo pondría con Riquelme y con el delantero de punta que sea. Crespo y Saviola son distintos, pero él puede entenderse a la perfección con cualquiera de los dos. Los buenos jugadores son buenos siempre. Y Lionel fue bueno desde el primer día.


*Artículo publicado en el Diario Olé el 18 de abril del 2006.

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