miércoles, 22 de abril de 2009

La primera entrevista de un diario argentino a Messi*

"Hace cosas de Maradona..."La frase sale de la boca de Guillermo Hoyos, el zurdo que viajó con Diego a Japón 79 pero quedó afuera de la lista y hasta hace poco era DT de las Inferiores del Barsa."Lo fiché en medio minuto y el primer contrato se lo firmé, simbólicamente, en una especie de servilleta. Es algo diferente".El relato es de Carles Rexach, ex técnico del Barsa. El que lo probó.
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La historia comenzó en septiembre del 2000, cuando un pibito de 13 años y 1,40 metro de estatura se presentó en una prueba para Infantiles en el Barcelona. El postulante era Lionel Messi, un rosarino criado en Newell''s y que no tuvo lugar en River... Ahí enamoró. El debut oficial del chico fue apenas unos días después de ser fichado. Anduvo bien: convirtió cinco goles... Ahora, con su sello maradoneano y 16 recién cumplidos, el media punta ofensivo —que obviamente usa la 10— tiene seducido a todo Barcelona y es considerado el mejor jugador de la cantera.Lionel llegó a España de la mano de su padre. Ex responsable de producción de la metalúrgica Acindar, Jorge Messi entendió que los vaivenes económicos y la inseguridad que sufrían en la Argentina eran suficientes motivos para buscar un mejor futuro para su mujer Celia y sus hijos Matías, Rodrigo, Marisol y Lionel Andrés, el pequeño genio de la pelotita. Sin embargo, antes de subirse al avión, su hijo menor estuvo a punto de pasar de Newell''s a River para seguir los pasos de Pablo Aimar, su ídolo. El problema era que se le había detectado un problema en las hormonas de crecimiento y el tratamiento significaba una inversión de casi 900 dólares mensuales. El club rosarino nunca terminó de hacerse cargo de los gastos y en Núñez le dieron demasiadas vueltas... Resultado, los Messi se contactaron con sus familiares de Lleida, una localidad cercana a Barcelona, y arreglaron el traslado a Europa.En el Barsa, según cuentan, ya lo conocían porque lo venía siguiendo un "ojeador". Y como el club además aceptó hacerse cargo del tratamiento, Leo (lo llaman en diminutivo con "e") se quedó. Pero el camino, como en toda trama, tuvo momentos tensos. Como cuando el equipo de Saviola pidió el transfer a través de la Federación, y Newell''s no lo mandó. A partir de ahí medió la FIFA, que al poco tiempo lo habilitó. En la temporada pasada, entonces, con los Cadetes B, gritó 37 goles en 30 partidos. A su categoría aún la llaman Dream Team. Y él, además de salir campeón, fue el goleador del torneo y elegido el mejor jugador de la División. Es probable que en los próximos meses lo asciendan al Juvenil A, donde juegan chicos de 18 años. El pibe es crack.
—Pregunta clásica para toda presentación de un jugador: ¿vos cómo te definirías?
—Ja, no sé... Me muevo rápido, tengo habilidad... Soy zurdo pero a veces le pego con la derecha.
—¿Qué te dio el fútbol europeo?
—Aprendí a pegarle mejor a la pelota, a cubrirla más, a tocar de primera. Todos los técnicos me decían que aproveche para jugar de una, así hago el fútbol más rápido. Pero el jugador que nace en la Argentina desequilibra y hace la diferencia con la gambeta. Y tiene más picardía, eso se nota... En el potrero te acostumbrás a jugar con chicos más grandes, y después te sirve.Confiesa que le costó la adaptación al nuevo mundo. Los primeros seis meses fueron durísimos, lloró mucho cuando tuvo que despegarse de sus amigos, de muchos familiares. Su consuelo llegaba en forma de ilusión. Pese al dolor, sabía que era lo mejor para él. De hecho, como el Barsa exige estudiar, Messi va al colegio León XIII con otros chicos de La Masía, algo así como la pensión del club. En sus tiempos libres, cuando no hay pelota ni libros, mira Operación Triunfo, chatea con sus amigos argentinos y escucha música.Su conexión argentina, pese a sus grandes apellidos, son los argentinos que están o estuvieron en el club. "Saviola me regaló una camiseta. Me parece una persona excepcional. Y como jugador, lo admiro. Me impresiona cómo encara siendo chiquito... Con Bonano fuimos a tomar un helado y hablamos varias horas. Y con Riquelme fuimos a comer... Me sorprendió su salida. El podía triunfar acá".
—¿Qué te sorprendió del Barsa?
—Yo sabía que era un club muy grande, era hincha desde la época de Ronaldo, pero no tanto... Con Newell''s iba a los torneos y dormíamos en casas de familia. Acá te mandan a hoteles de tres estrellas y con todos los chiches.
—¿Seguís el fútbol argentino?—Bastante. A veces pasan partidos por televisión y miro todo. A Cavenaghi lo vi mucho pero a Tevez, poco. Me gustaba mucho D''Alessandro, aunque ya se fue. El que vino a Newell''s, Patiño, juega bien.
—¿Así que te sondearon para jugar en la selección española?
—Hace poco estábamos en la definición de un torneo, y yo no podía jugar porque era solamente para españoles. Ahí, un técnico (Ginés Menéndez, del Sub 16) me preguntó si me gustaría jugar para España. Me alegró. Pero le contesté que prefiero un llamado de mi país.
Hace dos días, el Barsa le hizo firmar su primer contrato hasta el 2012. Y le pusieron una cláusula de rescisión de 30 millones de euros si se lo compran ya, 80 cuando suba de categoría, y 150 millones de euros cuando juegue en Primera. Como si fuera Diego.

*Publicado en Olé el 17 de octubre del 2003.

La primera entrevista a Lionel Messi la publiqué en el Diario Sport de Barcelona en el 2002. Cuando salió este artículo en Olé, en octubre del 2003, Messi aún era un desconocido para el periodismo argentino. Incluso hasta para el entrenador Frank Rijkaard, quien además de no tener referencias del rosarino, lo llamó "Missi" durante la conversación que tuvimos en el hall previo al parking cubierto del Camp Nou. Yo sólo buscaba más datos de Leo (como lo apodaban sus compañeros de las Inferiores del Barcelona) y el holandés casi no pudo ayudarme. Hasta Tocalli, desde Argentina, desconocía las cualidades de este crack al que desde su presentación mediática anuncié como un fuera de serie con futuro maradoniano. Hoy, miro atrás, y pienso que descubrir periodísticamente a Lionel fue sólo un golpe de suerte, apenas la casualidad de un corresponsal al que le gustaba asistir los sábados a los partidos de los "chavalitos" del Barcelona. Una casualidad que hoy es una de las satisfacciones más placenteras de mi carrera.

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