"Hace cosas de Maradona..."La frase sale de la boca de Guillermo Hoyos, el zurdo que viajó con Diego a Japón 79 pero quedó afuera de la lista y hasta hace poco era DT de las Inferiores del Barsa."Lo fiché en medio minuto y el primer contrato se lo firmé, simbólicamente, en una especie de servilleta. Es algo diferente".El relato es de Carles Rexach, ex técnico del Barsa. El que lo probó.
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La historia comenzó en septiembre del 2000, cuando un pibito de 13 años y 1,40 metro de estatura se presentó en una prueba para Infantiles en el Barcelona. El postulante era Lionel Messi, un rosarino criado en Newell''s y que no tuvo lugar en River... Ahí enamoró. El debut oficial del chico fue apenas unos días después de ser fichado. Anduvo bien: convirtió cinco goles... Ahora, con su sello maradoneano y 16 recién cumplidos, el media punta ofensivo —que obviamente usa la 10— tiene seducido a todo Barcelona y es considerado el mejor jugador de la cantera.Lionel llegó a España de la mano de su padre. Ex responsable de producción de la metalúrgica Acindar, Jorge Messi entendió que los vaivenes económicos y la inseguridad que sufrían en la Argentina eran suficientes motivos para buscar un mejor futuro para su mujer Celia y sus hijos Matías, Rodrigo, Marisol y Lionel Andrés, el pequeño genio de la pelotita. Sin embargo, antes de subirse al avión, su hijo menor estuvo a punto de pasar de Newell''s a River para seguir los pasos de Pablo Aimar, su ídolo. El problema era que se le había detectado un problema en las hormonas de crecimiento y el tratamiento significaba una inversión de casi 900 dólares mensuales. El club rosarino nunca terminó de hacerse cargo de los gastos y en Núñez le dieron demasiadas vueltas... Resultado, los Messi se contactaron con sus familiares de Lleida, una localidad cercana a Barcelona, y arreglaron el traslado a Europa.En el Barsa, según cuentan, ya lo conocían porque lo venía siguiendo un "ojeador". Y como el club además aceptó hacerse cargo del tratamiento, Leo (lo llaman en diminutivo con "e") se quedó. Pero el camino, como en toda trama, tuvo momentos tensos. Como cuando el equipo de Saviola pidió el transfer a través de la Federación, y Newell''s no lo mandó. A partir de ahí medió la FIFA, que al poco tiempo lo habilitó. En la temporada pasada, entonces, con los Cadetes B, gritó 37 goles en 30 partidos. A su categoría aún la llaman Dream Team. Y él, además de salir campeón, fue el goleador del torneo y elegido el mejor jugador de la División. Es probable que en los próximos meses lo asciendan al Juvenil A, donde juegan chicos de 18 años. El pibe es crack.
—Pregunta clásica para toda presentación de un jugador: ¿vos cómo te definirías?
—Ja, no sé... Me muevo rápido, tengo habilidad... Soy zurdo pero a veces le pego con la derecha.
—¿Qué te dio el fútbol europeo?
—Aprendí a pegarle mejor a la pelota, a cubrirla más, a tocar de primera. Todos los técnicos me decían que aproveche para jugar de una, así hago el fútbol más rápido. Pero el jugador que nace en la Argentina desequilibra y hace la diferencia con la gambeta. Y tiene más picardía, eso se nota... En el potrero te acostumbrás a jugar con chicos más grandes, y después te sirve.Confiesa que le costó la adaptación al nuevo mundo. Los primeros seis meses fueron durísimos, lloró mucho cuando tuvo que despegarse de sus amigos, de muchos familiares. Su consuelo llegaba en forma de ilusión. Pese al dolor, sabía que era lo mejor para él. De hecho, como el Barsa exige estudiar, Messi va al colegio León XIII con otros chicos de La Masía, algo así como la pensión del club. En sus tiempos libres, cuando no hay pelota ni libros, mira Operación Triunfo, chatea con sus amigos argentinos y escucha música.Su conexión argentina, pese a sus grandes apellidos, son los argentinos que están o estuvieron en el club. "Saviola me regaló una camiseta. Me parece una persona excepcional. Y como jugador, lo admiro. Me impresiona cómo encara siendo chiquito... Con Bonano fuimos a tomar un helado y hablamos varias horas. Y con Riquelme fuimos a comer... Me sorprendió su salida. El podía triunfar acá".
—¿Qué te sorprendió del Barsa?
—Yo sabía que era un club muy grande, era hincha desde la época de Ronaldo, pero no tanto... Con Newell''s iba a los torneos y dormíamos en casas de familia. Acá te mandan a hoteles de tres estrellas y con todos los chiches.
—¿Seguís el fútbol argentino?—Bastante. A veces pasan partidos por televisión y miro todo. A Cavenaghi lo vi mucho pero a Tevez, poco. Me gustaba mucho D''Alessandro, aunque ya se fue. El que vino a Newell''s, Patiño, juega bien.
—¿Así que te sondearon para jugar en la selección española?
—Hace poco estábamos en la definición de un torneo, y yo no podía jugar porque era solamente para españoles. Ahí, un técnico (Ginés Menéndez, del Sub 16) me preguntó si me gustaría jugar para España. Me alegró. Pero le contesté que prefiero un llamado de mi país.
Hace dos días, el Barsa le hizo firmar su primer contrato hasta el 2012. Y le pusieron una cláusula de rescisión de 30 millones de euros si se lo compran ya, 80 cuando suba de categoría, y 150 millones de euros cuando juegue en Primera. Como si fuera Diego.
*Publicado en Olé el 17 de octubre del 2003.
La primera entrevista a Lionel Messi la publiqué en el Diario Sport de Barcelona en el 2002. Cuando salió este artículo en Olé, en octubre del 2003, Messi aún era un desconocido para el periodismo argentino. Incluso hasta para el entrenador Frank Rijkaard, quien además de no tener referencias del rosarino, lo llamó "Missi" durante la conversación que tuvimos en el hall previo al parking cubierto del Camp Nou. Yo sólo buscaba más datos de Leo (como lo apodaban sus compañeros de las Inferiores del Barcelona) y el holandés casi no pudo ayudarme. Hasta Tocalli, desde Argentina, desconocía las cualidades de este crack al que desde su presentación mediática anuncié como un fuera de serie con futuro maradoniano. Hoy, miro atrás, y pienso que descubrir periodísticamente a Lionel fue sólo un golpe de suerte, apenas la casualidad de un corresponsal al que le gustaba asistir los sábados a los partidos de los "chavalitos" del Barcelona. Una casualidad que hoy es una de las satisfacciones más placenteras de mi carrera.
miércoles, 22 de abril de 2009
El reencuentro con un Lionel íntimo*
Antes de entrar a Rosario tomen la circunvalacion dirección cordoba ok?". El SMS de Lionel Messi, a las 9.38, marca un cambio de rumbo. ¿No estaba en Arroyo Seco? ¿Hoy tocaba doble turno en Rosario? En realidad, el punto de trabajo elegido por los Messi (papá Jorge y Leo) y el físico del Barcelona, Juanjo Brau, está en Funes, a unos 15 kilómetros de la ciudad natal de Lionel. Veinte minutos después, tras seguir la huella que deja su Mini Cooper en el camino interno del country Kentucky, Olé llega hasta una cancha que limita con otra, y que se extiende bajo un silencio reparador. Sin curiosos. Ni cholulos. Sólo Messi, con sus botines nuevos, y el especialista del Barcelona. "Por suerte ya pasó lo más aburrido, que era cuando estaba con muletas... Lo mismo que correr sin pelota, no sabés... Para colmo a mí, que correr no es mi fuerte, jeje", bromea. El encuentro relajado dio pie para tocar otros temas, y mostrar al otro Messi, al que no siempre captan las cámaras.
—¿Sos un tipo fácil para convivir o la espera te hace inaguantable?
—Y, no me gusta estar mucho tiempo en un mismo lugar, je. Pero soy sencillo.
—¿Qué cosas extrañás del vestuario del Barsa?
—Los momentos antes del partido, la hora y media previa. Es muy lindo vivirlo ahí, por todo lo que se hace...
—¿Y qué se hace?
—Hablar, boludear, jugar con la pelota...
—¿En qué lugar del vestuario te cambiás?
—Yo tengo de un lado a Ronaldinho y del otro a Motta y a Deco...
—¡Te rodearon los brasileños!
—Sí, je, agarramos la pelota y nos ponemos a boludear hasta que se hace la hora de entrar a la cancha.
—¿Lograste poner música en el vestuario?
—Noooo, yo tengo mi música, cada uno tiene la suya. Nadie pone para todos.
—¿Cómo? ¿Y cuál se escucha entonces?
—Cada uno escucha lo suyo. Hip-hop, reggaetón, esas cosas. Pero los jugadores tienen su ipod, los ves caminando con los auriculares en la oreja, jeje. Ronaldinho escucha samba, pero despacito, yo lo oigo porque estoy al lado.
—¿Se pone a bailar en el vestuario?
—Ronnie es como se muestra en la cancha, y hace lo mismo cuando no lo ve la gente.
—¿Qué momento elegís para concentrarte?
—No soy de concentrarme, ni pensar en el partido. Recién cuando llega la hora de salir a la cancha lo pienso. Pero no soy de analizar cómo voy a jugar.
—¿Cuál es la camiseta que más te piden?
—Mi hermanita me había pedido la de Ronaldinho y se la traje. Obvio, se la hice firmar, jeje. La de Deco también. Esas dos.
—¿Y vos sos de pedir camisetas?
—Cambié muchas, pero a la que más importancia le di es a la de Aimar. Siempre dije que quería esa camiseta y cuando me tocó jugar contra el Valencia, me la dio. Es la que guardo con más cariño.
—¿Alguno te pintó?
—No, porque no soy de pedir, no me gusta, pedí una vez nomás a Zidane y me la dio... Fue la primera vez que jugué contra el Real.
—¿Qué famoso te sorprendió?
—Me pasó en un partido, con Ronaldo. Jugábamos contra el Madrid y antes de empezar me dio la mano y me dijo: "Hola Leo". Eso me chocó, y él se reía solo... No me lo esperaba.
—¿Metiste el bichito de Newell''s en el vestuario?
—Cuando salió campeón, mis compañeros lo sabían, miraban los partidos, me contaban cosas...
—¿Aprendiste a convivir con la fama?
—Nunca me hinchó las bolas, al contrario, siempre estoy bien predispuesto con la gente. Soy muy agradecido, y lo sigo haciendo igual.
—¿Podés ir al supermercado o tomar un subte?
—En la Argentina, no. Igual, no tengo problemas en salir y que la gente me salude por la calle. En España es más tranquilo, todos los días salgo a caminar por el centro con mi hermano, mi cuñada y mi sobrinito. Acá no puedo, lo intenté varias veces, pero no hay caso.
—¿Cuántos romances te inventaron?
—Varios, y ninguno fue verdad. Dijeron de todo...
—¿Te molesta eso?
—No. Los que están cerca de mí y de mis cosas, saben que es mentira. Los demás, no me interesan.
—¿Qué te hace llorar?
—Que le pase algo feo a mi familia. Eso.
—¿Y enojar?
—Uff, me enojo por boludeces, por cualquier cosa.
—¿Sos calentón?
—Síiiii, en todo y por todo. Me caliento rápido.
—¿Por la ropa?
—Nooo, al contrario, a mi hermano le doy todo.
—¿Te gustaría jugar en el fútbol argentino, por ejemplo en Newell''s?
—Sí claro. De Newell''s soy hincha, pero en otro equipo igual estaría bien.
—¿Tenés algún ídolo de Newell''s?
—No, nunca tuve. Pero a mi viejo le gustaba Martino.
*Publicado en Olé el 2 de febrero del 2007
Camino a Monaco con Javier Saviola
"Sólo quiero ser feliz"
Saviola no se hace dramas porque el Barsa lo cedió al Monaco y Bielsa lo pone poco. Ayer fue presentado en su nuevo club.
Desde el cielo, impacta la llegada al Principado de Mónaco. Sobre todo cuando el helicóptero que lleva a Saviola (no hay vuelos directos desde Barcelona) toma rumbo a una costa de 2 km2 que enmarca a una población de 32 mil habitantes. La tierra de la familia Grimaldi es un verdadero centro de la elite, un lugar de recreo para ricos y famosos.
—¿Un día largo?
—Y, sí. Llegué el lunes, hubo revisión médica, hoy (ayer) la presentación, después el entrenamiento. No paramos, pero pude conocer a mucha gente y me hicieron sentir muy bien, muy cómodo.
—Vas a estrenar la medalla de oro, el 11 de septiembre, contra el Estrasburgo...
—Ojalá. Que la Selección haya ganando la medalla de oro fue increíble, la gente se merecía esa alegría y todo el grupo también. Todos tiramos para el mismo lado, cuerpo técnico, jugadores, y eso se notó en la cancha.
—¿Estás molesto porque los últimos partidos no entraste?
—¿Molesto? ¡Estar en la Selección es un privilegio!, el sueño que uno tiene desde chiquito. El plantel tiene mucho nivel, y el cuerpo técnico confió en todos. Ya te dije, tiramos todos para el mismo lado. No me interesan las polémicas. ¿Sabés...?
—¿Qué?
—Cuando te ponen la medalla de oro y sentís el himno de tu país... ¡Cómo te lo explico! No tiene precio. En la Copa estuvimos cerca, en Atenas se nos dio...
El aristocrático Principado está dividido en cuatro distritos. La capital, la tradicional Fortaleza; La Condamine, con el puerto como principal atractivo; La Fontvieille, la zona más coqueta; y Montecarlo, con su famoso casino internacional y ese constante ir y venir de Ferraris. Mónaco es el estado más pequeño de Europa, después del Vaticano. Sin embargo, la ilusión de Javier es más grande que la montaña de La Turbie, el campo de entrenamientos del equipo de Deschamps ("Saviola puede hacer de todo, nueve o mediapunta", dijo el DT)."¿Presión? Hay que mirar adelante y hay que pensar en positivo. Vengo a formar parte de un gran equipo y llevar al Monaco a lo más alto. Siento la confianza del cuerpo técnico y directivos".
—¿No tenés bronca?
—No, yo no soy así. Yo valoro las experiencia lindas, el cariño de la gente, las personas que me ayudaron. Ya te dije, siempre miro para adelante. Sólo quiero ser feliz en una cancha de fútbol y que me respeten como persona.
—¿Qué opinás de Deschamps?
—Lo conocí cinco minutos antes de la presentación. Nos vamos a ir conociendo poco a poco. Sé que ha sido muy respetado por lo que fue como jugador, por lo que hizo con su selección y por sus méritos como entrenador.
—Dijo que podés jugar de todo.
—Yo empecé de mediapunta, pero en el Barsa se juega con un solo delantero y me tuve que adaptar. En la Selección pasó lo mismo. Jugaré donde me diga el técnico. Me adapto sin problemas.
—¿El Mundial es tu objetivo?
—Para cualquier jugador la prioridad es jugar un Mundial, ¿quién no sueña con eso? Este año también está la Champions y una Liga dura, como la francesa. Serán experiencias muy lindas.
—¿Qué referencias tenés?
—Antes de firmar hablé con Marcelo Gallardo y Lucas Bernardi y los dos me dijeron que viniese, que era un lugar muy bonito.
—¿Te sentís cansado tras no tener vacaciones?
—Los últimos viajes me desgastaron y no tuve descanso, pero me voy a poner bien físicamente y seré el de siempre.
—¡No vas a usar el siete!
—El siete es un número que me acompaña desde pequeño y que es especial para mí (lo lleva Bernardi), pero me presentaron con el 9, que también es un buen número, ¿no? A mí me gusta.
—¿Cuál es tu primera impresión de la ciudad?
—Mónaco es un lugar lindo que hace pensar a uno que es un privilegiado y que hay que agradecerle al fútbol.
—¿Qué pasará con el Barsa?—Ahora pido el máximo respeto al Monaco. Ya dije que no hay que tener rencor. Soy muy agradecido porque pasé momentos muy felices. Siempre voy a querer que a los muchachos les vaya bien.
*Publicado en el Diario Olé el 1 de septiembre del 2004.
Técnicos de difícil exportación*
Las puertas, por su naturaleza, tienen una función básica: abrir el paso hacia un destino o impedirlo. Y en ese sentido, así como hace tiempo los anfitriones europeos les permitían el acceso a los entrenadores argentinos, hoy ponen candados y pasadores impenetrables que desnudan una realidad cruda: los técnicos argentinos se han convertido en productos de difícil exportación hacia el Primer Mundo. La onda expansiva de los repetidos fracasos en Europa ha generado que los D.T. de nuestro país se tengan que conformar con mirar a las grandes ligas por el ojo de la cerradura. Apenas eso. Y por el momento, la tendencia no da señales de cambios a mediano o corto plazo.En las principales ligas del mundo han prescindido de los entrenadores argentinos. Salvo la presencia de Mauricio Pochettino en España, quien asumió como un salvavidas para alejar de la zona del descenso a un deshilachado Espanyol de Barcelona, no hay técnicos de nuestra nacionalidad en ninguno de los campeonatos más prestigiosos del planeta. Ni en el resto de España. Ni en Italia. Ni en Inglaterra. Ni en Francia. Ni en Alemania. Ni... Apenas sobreviven, como consuelo ante una ausencia masiva, casos como el de Guillermo Hoyos, el único representante argentino al frente de un banco de suplentes del competitivo torneo griego. Jorge Mazias, periodista del periódico Sportday de Grecia, lo analizó para 2 de Punta de la siguiente manera: "No es tema de ser bueno o no. Lo que ocurre es que los equipos evitan fichar a técnicos que llegan de América por diferentes razones. Por ejemplo, por la distancia y por provenir de un fútbol muy diferente al de Europa. Por caso, en Grecia tampoco hay D.T. brasileños. Llegaron sólo Amorim y Paulo Campos pero ambos fracasaron. Aquí se encuentran con casos en que los técnicos no hablan inglés, algo muy importante, y los presidentes temen fichar sudamericanos porque no saben si se adaptarán pronto".En Italia y en Francia hay una coincidencia con Grecia: ajenos a un comportamiento camaleónico, los D.T. argentinos no se amoldan al fútbol europeo. En definitiva, no se adaptan ni a los sistemas tácticos, ni a las velocidades del juego, ni al roce físico en alza y, mucho menos, a vestuarios en donde comulgan jugadores de distintas nacionalidades y, en la mayoría de los casos, no se habla en español. Para Matteo Dotto, giornalista di Mediaset: "… el medio italiano es muy difícil de manejar para un técnico extranjero. Táctica en todos lados y en el fútbol moderno, con la excepción de Helenio Herrera en los ’60, se puede decir que ningún D.T. extranjero ha triunfado. Los que después ganaron títulos (como el sueco Nils Liedholm o el serbio Vujadin Boskov o el otro sueco Sven Goran Eriksson) fue porque sumaron gran experiencia en el Calcio como jugadores (es el caso de Liedholm y Boskov) o cambiaron sus convicciones luego de algunos años (como le tocó a Eriksson, que pasó de DT superofensivo a "italianista" convencido). Al respecto, también pesa mucho el fracaso de grandes técnicos argentinos en la década pasada. Carlos Bianchi, Cesar Luis Menotti, el mismo uruguayo Washington Tabarez tuvieron la posibilidad de dirigir a equipos importantes como Roma, Sampdoria y Milan pero, por un motivo u otro, no lo supieron aprovechar. En épocas más recientes, tampoco anduvieron bien Hector Cúper (nadie puede olvidar el título que perdió con el Inter en la ultima fecha del torneo 2001-02 y en la temporada pasada se fue al descenso con el Parma) y Daniel Passarella (cinco partidos y cinco derrotas con el Parma 2001-02)". Las estadísticas son contundentes.Desde Francia, mercado en el que realizó sus primeras experiencias Carlos Bianchi como entrenador (Stade de Reims, Paris Saint-Germain y Olympique de Niza), se impone un análisis similar. Guy-Henri Roger, redactor del prestigioso diario L'Equipe, se sumó a nuestro debate y sostuvo: "La Liga francesa es una de las más pobres de Europa. Actualmente, en los 20 clubes de Primera, sólo hay tres entrenadores extranjeros: Ricardo (Brasil) en el Mónaco, Pablo Correa (Uruguay) en el Nancy, y Memet Bazdarevic (Bosnia) en el Grenoble. Acá son rarísimos los D.T. extranjeros que han triunfado o ganado la Liga. También los directivos son muy cautos debido a que hubo muchas decepciones. Cuando vino Carlos Bianchi al Reims o al Paris, no triunfó. En el caso puntual de los entrenadores argentinos, la falta de presencia se debe a que quizá son demasiados caros o no les interesa estar en un club francés de segunda mano".Joel Richards, del diario The Guardian de Inglaterra, resume con acento londinense: "¿Cómo puede ser que un técnico que ha ganado un Mundial y dos Libertadores diferentes haya fracasado en Inglaterra después de tan solo siete meses?”. El caso de Luiz Scolari en Chelsea es instructivo para técnicos latinoamericanos en Europa. Más allá del gatillo fácil del ruso Abramovich, el dueño de Chelsea, no hay nada que lo haya preparado a Scolari para el micromundo de la Premier. Un buen curriculum no basta. Hoy día en la Premier, como en la ONU, se trabaja con traductores. Y es justamente ahí, en traducción o en un inglés chapurreado, donde se pierden las ideas de un entrenador. Que sus jugadores ingleses, argentinos, franceses, alemanes, checos, serbios, nigerianos, marfileños, portugueses y brasileños capten su mensaje y que compartan su visión de juego no es sencillo. En las ligas latinoamericanas los técnicos no tiene el problema ni adquieren la experiencia de saber manejar un plantel tan cosmopolita. Que hay entrenadores argentinos o brasileños de primer nivel no hay duda. Que triunfe en extranjero, ya es otra cosa.En el mundillo del fútbol doméstico, los D.T. sentencian que cada entrenador tiene su librito. Tan cierto como que en Europa ya no hay bibliotecas dispuestas a buscarles un hueco en sus estantes. Las ediciones viejas, ante la evolución constante del resto del mundo, salen pronto de circulación. Y sí, inevitablemente, les cierran las puertas en la cara…
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
Avellaneda y el ciclo de depredación*
Cualquier parecido con la realidad no es una mera coincidencia...
Cocido o jugoso. Al vapor o al horno. A los dos clubes más poderosos de Avellaneda no les interesa el punto de cocción para llevar adelante un inefable ciclo de depredación que los convirtió en los mayores devoradores de entrenadores desde la creación de los torneos cortos. Desde el Apertura 90, y sin contar los interinatos fugaces, Racing se fagocitó a 35 técnicos mientras que Independiente hizo lo propio con 32. ¿Más claro?. A lo largo de los últimos 18 años, la Academia y el Rojo alimentaron un promedio de un técnico por campeonato, una costumbre que ya se tornó adictiva y que, en breve, se nutrirá de nuevas víctimas. Que pase el que sigue, entonces ... Devenidos en asesinos seriales, Racing e Independiente matan a sus técnicos con intervalos pero compulsivamente y con patrones que, a menudo, confunden a los investigadores. Zambullidos en una crisis futbolística que no respeta próceres, jóvenes innovadores, apuestas futuras o simples salvavidas de ocasión, la cuchilla de acero con forma triangular avanza una y otra vez por las guías de la guillotina en búsqueda de una cabeza que, inevitablemente, quedará cercenada y a merced de todas las culpas. Con apenas tres fechas disputadas en el Clausura, pudo caer la cabeza de Pepé Santoro, quien recibió el triunfo contra Racing como un bálsamo reparador. Apenas un paliativo ante el andar resquebrajado de un ciclo casi terminado. El paliativo no cura, apenas mitiga el dolor del enfermo. Y Santoro, con tres interinatos sobre el lomo en Independiente, sabe que –por ahora- la mejoría del paciente no es lo suficientemente sólida como para desarmar la maleta. El fusible, como dispositivo de protección contra fallas en circuitos eléctricos, se funde no bien la corriente supera un valor determinado. Y con Llop sentado en un banco repleto de voltajes, los vaticinios señalan que será el primero en saltar del cargo tras el cachetazo sufrido en cancha de Huracán. Cuestionado por los hinchas, ninguneado por el azar, olvidado por los buenos resultados y presionado por el flamante presidente, sus signos vitales confluyeron en un final casi cantado: la renuncia o la destitución. Al final, lo echaron. Llop quedó más Cholo que nunca. Pero más allá de los constantes cambios en Racing e Independiente, el vicio de echar entrenadores se propagó en el resto de los clubes de la Argentina. Newell's , por caso, tuvo 26 técnicos en casi dos décadas. Central, otros tantos. En Boca, Ricardo Lavolpe duró apenas 88 días y Miguel Angel Russo –apesar de que había ganado la Libertadores-- le siguió los pasos tras su caída en Japón frente al Milan. ¿Más casos?. Como no: a Patricio Hernández no le quedó más remedio que renunciar al banco de Banfield en la cuarta fecha del Clausura 2007 y Simeone no sobrevivió más de un año como entrenador de River: ganó el título en el primer semestre del 2008, salió último en el Apertura pasado y, abatido, renunció. Cocido o jugoso. Al vapor o al horno. No importa la cocción: en Avellaneda, el plato está servido. Una vez más.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
Cocido o jugoso. Al vapor o al horno. A los dos clubes más poderosos de Avellaneda no les interesa el punto de cocción para llevar adelante un inefable ciclo de depredación que los convirtió en los mayores devoradores de entrenadores desde la creación de los torneos cortos. Desde el Apertura 90, y sin contar los interinatos fugaces, Racing se fagocitó a 35 técnicos mientras que Independiente hizo lo propio con 32. ¿Más claro?. A lo largo de los últimos 18 años, la Academia y el Rojo alimentaron un promedio de un técnico por campeonato, una costumbre que ya se tornó adictiva y que, en breve, se nutrirá de nuevas víctimas. Que pase el que sigue, entonces ... Devenidos en asesinos seriales, Racing e Independiente matan a sus técnicos con intervalos pero compulsivamente y con patrones que, a menudo, confunden a los investigadores. Zambullidos en una crisis futbolística que no respeta próceres, jóvenes innovadores, apuestas futuras o simples salvavidas de ocasión, la cuchilla de acero con forma triangular avanza una y otra vez por las guías de la guillotina en búsqueda de una cabeza que, inevitablemente, quedará cercenada y a merced de todas las culpas. Con apenas tres fechas disputadas en el Clausura, pudo caer la cabeza de Pepé Santoro, quien recibió el triunfo contra Racing como un bálsamo reparador. Apenas un paliativo ante el andar resquebrajado de un ciclo casi terminado. El paliativo no cura, apenas mitiga el dolor del enfermo. Y Santoro, con tres interinatos sobre el lomo en Independiente, sabe que –por ahora- la mejoría del paciente no es lo suficientemente sólida como para desarmar la maleta. El fusible, como dispositivo de protección contra fallas en circuitos eléctricos, se funde no bien la corriente supera un valor determinado. Y con Llop sentado en un banco repleto de voltajes, los vaticinios señalan que será el primero en saltar del cargo tras el cachetazo sufrido en cancha de Huracán. Cuestionado por los hinchas, ninguneado por el azar, olvidado por los buenos resultados y presionado por el flamante presidente, sus signos vitales confluyeron en un final casi cantado: la renuncia o la destitución. Al final, lo echaron. Llop quedó más Cholo que nunca. Pero más allá de los constantes cambios en Racing e Independiente, el vicio de echar entrenadores se propagó en el resto de los clubes de la Argentina. Newell's , por caso, tuvo 26 técnicos en casi dos décadas. Central, otros tantos. En Boca, Ricardo Lavolpe duró apenas 88 días y Miguel Angel Russo –apesar de que había ganado la Libertadores-- le siguió los pasos tras su caída en Japón frente al Milan. ¿Más casos?. Como no: a Patricio Hernández no le quedó más remedio que renunciar al banco de Banfield en la cuarta fecha del Clausura 2007 y Simeone no sobrevivió más de un año como entrenador de River: ganó el título en el primer semestre del 2008, salió último en el Apertura pasado y, abatido, renunció. Cocido o jugoso. Al vapor o al horno. No importa la cocción: en Avellaneda, el plato está servido. Una vez más.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
Decálogo del perfecto mafioso*
"Primer mandamiento: nunca traiciones el honor del prójimo..."
Los clubes argentinos han confeccionado su propio manual de conducta. Un código de comportamiento que penará con el destierro a todo futbolista que haya osado irse en malos términos de una institución, ya sea recurriendo a la patria potestad o a la libertad de acción por falta de pagos. Es decir, un pacto tácito que le cerrará las puertas del fútbol argentino a todo el que haya cometido el pecado de la "traición".
En la historia de nuestro deporte más popular, hay pocos precedentes de pactos de este tipo. Por caso, una situación similar se vivió en 1985 cuando Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca desencadenaron un escándalo mayúsculo que terminó otorgándoles el pase libre tras una huelga de futbolistas profesionales (más allá que Boca Jrs. fue “compensado”, por un pacto entre Santilli y Grondona, al cederle River a Olarticoechea y al “Chino” Tapia). Fracturados en su honor, ávidos de venganza, muchos clubes encabezaron una alianza para, en adelante, dejar fuera del circuito a todo jugador que accione de la misma manera y bajo el mismo método contra un club de nuestro país. Una muestra que el decálogo del perfecto mafioso también tiene vigencia en el ámbito deportivo.
A 24 años de aquel conflicto, los dirigentes decidieron desempolvar los términos de viejo pacto tácito y fue Racing el que tuvo que llevar a la práctica la primera condena. ¿La víctima?: Mauro Cejas, quien tenía todo acordado para sumarse al plantel del Chocho Llop. ¿Qué sucedió, entonces? Que sobre el cierre de la operación, un hombre de peso recordó su salida conflictiva de Newell's (y el reclamo de Temperley como club formador) y les advirtió a los directivos de Racing que "Cejas podría tener porblemas para su habilitación". "Yo no me escapé. Me fui en regla, no engañé a nadie. Me debían seis meses y el 15% de mi transferencia. No estaba cobrando y tuve que tomar la decisión de irme" sostuvo el jugador al tanto del triste desenlace de las conversaciones. Ni un llamado Kontundente (sí, con K) de un influyente hincha de la Academia logró revertir la condena sobre el mediocampista. Al Pitu le tocó estrenar una regla no escrita que prohibe la reinserción en el fútbol local de quienes forzaron su salida al exterior...
Los mafiosos, según los relatos históricos, se definen como "hombres de honor" y, en ese sentido, los miembros de los distintos clanes ponen en práctica una serie de códigos de honor, inviolables, de los cuales el más conocido es la ley del silencio. Algo similar sucede en nuestras tierras, con dirigentes que actúan en silencio, evitando hacer público un accionar que atenta contra el derecho al trabajo. La traición es un pecado que en el fútbol doméstico no se perdona con facilidad. Y que, por lo visto, se paga y se pagará muy caro.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
Los clubes argentinos han confeccionado su propio manual de conducta. Un código de comportamiento que penará con el destierro a todo futbolista que haya osado irse en malos términos de una institución, ya sea recurriendo a la patria potestad o a la libertad de acción por falta de pagos. Es decir, un pacto tácito que le cerrará las puertas del fútbol argentino a todo el que haya cometido el pecado de la "traición".
En la historia de nuestro deporte más popular, hay pocos precedentes de pactos de este tipo. Por caso, una situación similar se vivió en 1985 cuando Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca desencadenaron un escándalo mayúsculo que terminó otorgándoles el pase libre tras una huelga de futbolistas profesionales (más allá que Boca Jrs. fue “compensado”, por un pacto entre Santilli y Grondona, al cederle River a Olarticoechea y al “Chino” Tapia). Fracturados en su honor, ávidos de venganza, muchos clubes encabezaron una alianza para, en adelante, dejar fuera del circuito a todo jugador que accione de la misma manera y bajo el mismo método contra un club de nuestro país. Una muestra que el decálogo del perfecto mafioso también tiene vigencia en el ámbito deportivo.
A 24 años de aquel conflicto, los dirigentes decidieron desempolvar los términos de viejo pacto tácito y fue Racing el que tuvo que llevar a la práctica la primera condena. ¿La víctima?: Mauro Cejas, quien tenía todo acordado para sumarse al plantel del Chocho Llop. ¿Qué sucedió, entonces? Que sobre el cierre de la operación, un hombre de peso recordó su salida conflictiva de Newell's (y el reclamo de Temperley como club formador) y les advirtió a los directivos de Racing que "Cejas podría tener porblemas para su habilitación". "Yo no me escapé. Me fui en regla, no engañé a nadie. Me debían seis meses y el 15% de mi transferencia. No estaba cobrando y tuve que tomar la decisión de irme" sostuvo el jugador al tanto del triste desenlace de las conversaciones. Ni un llamado Kontundente (sí, con K) de un influyente hincha de la Academia logró revertir la condena sobre el mediocampista. Al Pitu le tocó estrenar una regla no escrita que prohibe la reinserción en el fútbol local de quienes forzaron su salida al exterior...
Los mafiosos, según los relatos históricos, se definen como "hombres de honor" y, en ese sentido, los miembros de los distintos clanes ponen en práctica una serie de códigos de honor, inviolables, de los cuales el más conocido es la ley del silencio. Algo similar sucede en nuestras tierras, con dirigentes que actúan en silencio, evitando hacer público un accionar que atenta contra el derecho al trabajo. La traición es un pecado que en el fútbol doméstico no se perdona con facilidad. Y que, por lo visto, se paga y se pagará muy caro.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
¿Volverán las oscuras golondrinas?*
"Golondrinas de un solo verano con ansias constantes de cielos lejanos. Alma criolla, errante y viajera, querer detenerla es una quimera..." Carlos Gardel y Alfredo Le Pera.
"No permitas que una golondrina haga su nido bajo tu tejado", sostuvo el filósofo Pitágoras alrededor del año 500 a.C. Por entonces, no conocía --aunque sorprendentemente su reflexión hoy nos parezca un vaticinio-- casos como los de Sebastián Abreu, Cristian Fabbiani y otros tantos que pertenecen a una clase de jugadores que se multiplicó por estos días: los futbolistas golondrinas. Aquellos que saltan de club en club durante el desarrollo de sus carreras, reflejando una pronunciada falta de compromiso por un proyecto a largo plazo, ingratitud por las instituciones que lo cobijaron y un discurso populista cuya finalidad es conquistar la aceptación express de los hinchas. En detrimento del fútbol, los vuelos erráticos de estos pajaros suelen fortalecerse con la apertura de cada libro de pases del fútbol doméstico. Y este verano no ha sido la excepción. La golondrina es una de las aves migratorias más conocidas del mundo. Tienen un pico corto pero una verba ágil con la que preparan sus nuevos nidos en donde desembarcar (y en muchos casos, en donde sumar unos buenos billetes). Por sus alas estrechas, pueden dar giros rápidos. Un día arriban a Núñez desde México, otro día se marchan a Israel en búsqueda de la tierra (o la cuenta) prometida, luego retornan al Monumental y, el día menos pensado, aparecen haciendo jueguitos en un acto de presentación en San Sebastián, España, con la camiseta de la Real Sociedad. De ser necesario, reconstruyen su nido o hacen uno nuevo todas las veces que la situación lo amerite. Esta clase de golondrinas no sólo comen insectos. También fagocitan ilusiones. Al uruguayo Abreu, quien ya vistió 14 camisetas (ahora 15) entre 1995 y el 2009, le bastó agitar las alas para fugarse al País Vasco. No pensó en la gratitud que River se merecía ni en el daño que le causaría a un plantel flaco en referentes. Escuchó la oferta y , a pesar de que tenía un pie en el avión para irse de pretemporada a Mendoza, se dio media vuelta y marchó. Sí, las golondrinas como Abreu son excelentes voladores. Fabbiani, tan de moda por estos días, es otro reflejo de los jugadores itinerantes. De esos que no dudan en forzar su salida de un club si con ello consiguen satisfacer su espíritu nómade. El Ogro, luego de sus experiencias en Lanús, Palestino, Beitar Jerusalén, Lanús otra vez y el Cluj de Rumania, no le dejó a Newell's otra alternativa que la aceptación de su ida a River. Su compromiso con el club rosarino fue tan pasajero que apenas duró seis meses. Pero sin el más mínimo remordimiento, levantó vuelo, siguió el camino trazado por la Panamericana y aterrizó en Núñez para darle forma a su nuevo hogar... La lista es extensa y atemporal. Carrario, Sessa, Navarro Montoya, Husain, la Anguila Gutiérrez , Lussenhoff, Cardetti o casos más recientes como Gastón Fernández, Diego Barrado, Garcé, Sand o , incluso , Carlos Tevez (Boca, Corinthians, West Ham, Manchester United y vaya saber Dios qué le depara el destino...) son reflejos de las tantísimas permanencias poco duraderas a las que nos hemos acostumbrado. Algunos por rendimientos o un afán de superación, otros por dinero, lo cierto es que en la mayoría de los casos desnudan estadías sintéticas, amores a corto plazo. Dicen que en el mundo existen 80 especies de golondrinas pero, en el rubro futbolistas, muchas de ellas han elegido la Argentina para perfeccionar sus vuelos rasantes. Aquí no se ha encontrado un espantapájaros que le encuentre una solución al vuelo constante. Quizás tenía razón Gustavo Adolfo Bécquer cuando, desde la literatura, anunció que "volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres ésas... ¡no volverán!”.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
"No permitas que una golondrina haga su nido bajo tu tejado", sostuvo el filósofo Pitágoras alrededor del año 500 a.C. Por entonces, no conocía --aunque sorprendentemente su reflexión hoy nos parezca un vaticinio-- casos como los de Sebastián Abreu, Cristian Fabbiani y otros tantos que pertenecen a una clase de jugadores que se multiplicó por estos días: los futbolistas golondrinas. Aquellos que saltan de club en club durante el desarrollo de sus carreras, reflejando una pronunciada falta de compromiso por un proyecto a largo plazo, ingratitud por las instituciones que lo cobijaron y un discurso populista cuya finalidad es conquistar la aceptación express de los hinchas. En detrimento del fútbol, los vuelos erráticos de estos pajaros suelen fortalecerse con la apertura de cada libro de pases del fútbol doméstico. Y este verano no ha sido la excepción. La golondrina es una de las aves migratorias más conocidas del mundo. Tienen un pico corto pero una verba ágil con la que preparan sus nuevos nidos en donde desembarcar (y en muchos casos, en donde sumar unos buenos billetes). Por sus alas estrechas, pueden dar giros rápidos. Un día arriban a Núñez desde México, otro día se marchan a Israel en búsqueda de la tierra (o la cuenta) prometida, luego retornan al Monumental y, el día menos pensado, aparecen haciendo jueguitos en un acto de presentación en San Sebastián, España, con la camiseta de la Real Sociedad. De ser necesario, reconstruyen su nido o hacen uno nuevo todas las veces que la situación lo amerite. Esta clase de golondrinas no sólo comen insectos. También fagocitan ilusiones. Al uruguayo Abreu, quien ya vistió 14 camisetas (ahora 15) entre 1995 y el 2009, le bastó agitar las alas para fugarse al País Vasco. No pensó en la gratitud que River se merecía ni en el daño que le causaría a un plantel flaco en referentes. Escuchó la oferta y , a pesar de que tenía un pie en el avión para irse de pretemporada a Mendoza, se dio media vuelta y marchó. Sí, las golondrinas como Abreu son excelentes voladores. Fabbiani, tan de moda por estos días, es otro reflejo de los jugadores itinerantes. De esos que no dudan en forzar su salida de un club si con ello consiguen satisfacer su espíritu nómade. El Ogro, luego de sus experiencias en Lanús, Palestino, Beitar Jerusalén, Lanús otra vez y el Cluj de Rumania, no le dejó a Newell's otra alternativa que la aceptación de su ida a River. Su compromiso con el club rosarino fue tan pasajero que apenas duró seis meses. Pero sin el más mínimo remordimiento, levantó vuelo, siguió el camino trazado por la Panamericana y aterrizó en Núñez para darle forma a su nuevo hogar... La lista es extensa y atemporal. Carrario, Sessa, Navarro Montoya, Husain, la Anguila Gutiérrez , Lussenhoff, Cardetti o casos más recientes como Gastón Fernández, Diego Barrado, Garcé, Sand o , incluso , Carlos Tevez (Boca, Corinthians, West Ham, Manchester United y vaya saber Dios qué le depara el destino...) son reflejos de las tantísimas permanencias poco duraderas a las que nos hemos acostumbrado. Algunos por rendimientos o un afán de superación, otros por dinero, lo cierto es que en la mayoría de los casos desnudan estadías sintéticas, amores a corto plazo. Dicen que en el mundo existen 80 especies de golondrinas pero, en el rubro futbolistas, muchas de ellas han elegido la Argentina para perfeccionar sus vuelos rasantes. Aquí no se ha encontrado un espantapájaros que le encuentre una solución al vuelo constante. Quizás tenía razón Gustavo Adolfo Bécquer cuando, desde la literatura, anunció que "volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres ésas... ¡no volverán!”.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta
El remedio a 50 años de atraso*
Conscientes de los grandes cambios que sufrió la industria del fútbol mundial, Boca, Vélez y Newell's incorporaron una pieza que, lejos de solapar las funciones del entrenador, buscará profesionalizar la gestión del capital humano (el futbolista). En lugar de la personalización de la gerencia de fútbol, la meta será lograr la especialización de la misma. Quien no lo entienda, quedará librado a los menesteres de los viejos métodos de gestión. Es decir, a la continuidad de prácticas ejecutivas amateurs y al voluntarismo dirigencial por encima del talento y la eficiencia que exige el fútbol actual. En un mundo en constante evolución, detenerse es retroceder. Y esa regla rige para los clubes del fútbol de nuestro país. El manager no es un símil del entrenador: es mucho más que un DT (y a menudo, quien lo elige). Eso, claro, no debe verse reflejado sólo en las cifras más altas del contrato. Mientras el técnico (casos Ischia, Gareca o Sensini, por caso) está ceñido a la actualidad del equipo, el manager tienen un mayor alcance en sus tareas: debe gestionar. Es decir, llevar a cabo tareas vinculadas a la administración de presupuestos, supervisión de las Inferiores y hasta poseer un amplio conocimiento de marketing que le permita trazar un propósito estratégico a corto y mediano plazo. El manager debe tener un plan de negocios y anticipar potenciales proyectos. Y en su función, está claro que el conocimiento deportivo no lo será todo. Más en nuestro país, en donde equilibrar el balance y no malgastar el presupuesto es casi tan importante como ganar un campeonato. Así entran en escena los casos de Cristian Bassedas en Vélez, Gustavo Dezotti en Newell's y Carlos Bianchi en Boca."En Europa existe desde siempre. Yo llegué a Francia en 1973 y el club ya tenía una director deportivo. Acá, ese rol lo cumplen los dirigentes, que tal vez... Voy a contar algo: cuando hablé con Jorge (Amor Ameal, el presidente de Boca) la primera vez, durante una hora y media, me dijo algo que escuché por primera vez en un dirigente. «Carlos, vengo a buscarte para que te ocupes de todo el fútbol porque yo, de fútbol, no entiendo nada» , tuvo la humildad de decirme. Pero es muy difícil que los dirigentes lo reconozcan. Ellos no son profesionales y el club te quita muchas horas", comentó Carlos Bianchi en su conferencia de presentación. El manager tiene funciones básicas que conforman su A,B,C:*Aconsejar y asesorar a la Comisión Directiva en la elección del entrenador (ante un recambio, en Europa los directores deportivos proponen no menos de tres entrenadores, teniendo en cuenta el perfil buscado y el presupuesto del club).*Supervisar la formación del plantel ("el diretor deportivo debe hacer la plantilla, pero nunca a espaldas del entrenador", sentenció Javier Pérez, sectretario técnico del Alavés).*Y seguir con discreción y con detalle el andar del equipo, además de asesorar a los directivos ante una eventual crisis deportiva. "Hay un aspecto al que generalmente no se le da mucha importancia y para mí sí la tiene. Es el hecho de que el secretario técnico haya sido antes entrenador. Conocer el juego desde la perspectiva de diseñar, planificar, elegir, enseñar, corregir y ponerlo en práctica metodológicamente hablando le dará un mayor bagaje para poder acertar con mayor éxito en todos sus planteamientos. Además, en el caso de que el entrenador fuese cesado durante la temporada y ante una situación de emergencia, nadie mejor para ocupar ese puesto que aquel que intervino directamente en la composición de la plantilla", analizó Valero Rivera, ex entrenador de balonmano del FC Barcelona y asesor deportivo integral. ¿Sucede en la Argentina? Sólo con Bianchi, de contrastada carrera como DT. El resto carece de experiencia al frente de un equipo. En el mundo podemos encontrar distintos tipos de manager. En muchos clubes ingleses, el entrenador tiene un doble rol: dirigir y gestionar. Casos como Ferguson, Wenger o Rafa Benítez responden a esta definición, mientras que otros clubes como el Chelsea, por ejemplo, tiene entrenador (Mourinho/Scolari), director deportivo (Arnesen) y director deportivo ejecutivo (Peter Kenyon). De todas formas, más allá de las diferencias de perfil y de funcionalidad, el manager y el entrenador tienen un punto en común innegociable: ambos dependen de los resultados deportivos. La Argentina no será la excepción. Bianchi, Dezotti y Bassedas se sumaron a una extensa lista integrada por pesos pesados como Txiki Beguiristain (Barcelona), Mijatovic y Portugal (Real Madrid), Umberto Gandini (Milan), Alessio Secco (Juventus), Bobby Charlton (Manchester United), Gianluca Nani (West Ham), Frank Arnese (Chelsea), Ramón "Monchi" Rodríguez (Sevilla), Pierpaolo Marino (Napoli), entre tantos directores deportivos y manager de renombre. Maradona lo intentó en Boca en el 2007, pero su asesoría duró poco. River le realizó varias propuestas a Francescoli, pero todas fueron rechazadas por el Príncipe. Lo cierto es que ahora, tras una intensa búsqueda, el fútbol argentino ha sido padre de una criatura que la inestabilidad financiera demandaba. Por ahora, es apenas un remedio ante el gran caudal de clubes enfermos por sus malas administraciones, los negociados y las decisiones amateurs. Aún es un proceso embrionario. Pero poco a poco, nuestros manager dejarán los pañales y aprenderán a caminar. Valía la pena animarse al cambio. Aunque hayamos tardado 50 años en darnos cuenta...
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta.
*Publicado en la revista virtual de 2 de Punta.
"Si Diego me pide 'vení a jugar a Boca', sería difícil decirle que no..." (Entrevista a David Trezeguet)*
No para de hacer bromas: "¿Las fotos las hacemos al lado de la olímpica?". De pantalones cortos, una remera blanca y ojotas, David Trezeguet, al lado de la Pelopincho de lona azul de su tío Tomaso, en pleno barrio de Florida. A unos pocos metros, una parrilla desnuda los pocos restos de un asado veraniego. Mientras mamá Beatriz acerca un aerosol para que los mosquitos no boicoteen la entrevista, David, natural, amable, anti-divo, agarra una mesa de plástico, pide ayuda, y la corre hasta una sombra. "Acá vamos a estar bárbaro, ¿no?", invita. Vaso de gaseosa con hielo y play...
-¿Qué extrañabas? ¿El asado, los amigos, la...?
-(Interrumpe) ¡La familia! Hace dos años que no volvía a la Argentina. Hacerlo me hizo bien, sobre todo en volver a ver a la familia, a los amigos, las costumbres... La Argentina en general... el país que me dio la posibilidad de crecer en todo sentido.
-¿Cómo encontraste al país tras estos años?-Hace dos años atrás, cuando vine, era un momento crítico del país. Ahora lo encontré cambiado: la gente se adaptó a esa realidad. La mentalidad argentina es abierta. Encontré a la gente más positiva, más alegre. Me gustó. Fueron sólo diez días de vacaciones, pero por lo que hablé con mis amigos, con la gente que trabaja, hay estabilidad.
-¿Qué cosas hacés acá?
-Lo que no puede faltar es venir a ver a mi familia. Crecí con ellos. Siempre existe esa comunión entre nosotros, a pesar de la distancia. O volver a encontrar a mis amigos, el asado, todo... Me gusta también traerlo a él (NdeR: señala a su hijo francés, de seis años), para que conozca las raíces, de dónde vengo. Mi mujer es española y en casa hablamos en castellano. Por eso cuando viene se adapta, se hace entender.
-¿Y la gente del barrio?
-Es fuerte el impacto de la gente que dice: "Vuelve al barrio". No se lo esperan. Son cosas en la vida que nunca se olvidan.
-¿Te reconocen?
-La gente me sorprendió porque, años atrás, pasaba más inadvertido. Ahora ya empiezan a conocerme, el fútbol es muy popular... Para mí es importante tener el afecto de la gente del país que me dio la posibilidad de crecer.
-¿En algún punto está bueno cierto anonimato?
-¡Está bárbaro! En Italia es más difícil, la Juventus es el equipo más popular. Pero venir al barrio, salir a tomar algo con mis amigos, ir donde quiera, me cambia y me hace bien.
-¿Ves fútbol argentino desde Italia?
-Sí, pasan los partidos. El torneo argentino mucho no lo seguí este año, pero vi la final entre Boca y Estudiantes. Al ver las canchas llenas te dan ganas de probar la sensación de jugar en el fútbol argentino. No ahora, pero con el tiempo...
-¿Qué te pareció la definición del Apertura?
-Fue apasionante. Todos daban por favorito a Boca y ganó Estudiantes. Es lo lindo del fútbol. Los equipos chicos tienen posibilidades de hacer un buen papel en los campeonatos.
-¿Qué equipo te gustó?
-Estudiantes fue el que más me sorprendió. Con un técnico como el Cholo Simeone y con la Bruja Verón, empleó un juego más europeo con un equipo muy bien ordenado. El salto de calidad con Verón, con su experiencia, hizo la diferencia.
-¿Dónde jugarías cuando decidas volver?
-No lo pensé. Pero al ver la pasión que hay en el fútbol argentino, me gustaría tener una experiencia... Me fui muy joven de acá, tenía muy pocos partidos en Primera en Platense...
-¿Por qué vendrías?
-Una experiencia de juego, una experiencia humana. No económica. Pero al hablar con Maradona, el símbolo, me dieron ganas de jugar algún día acá...
-¿Cómo fue la charla?
-Tomando mate. A Diego lo conocí en Napoli, en la despedida de Ferrara. Fue algo muy particular, porque tuve la posibilidad de conocer a muchos jugadores importantes, pero haber conocido a Diego fue muy emocionante. Crecí con esta imagen de Diego, sabemos lo que representa en todo el mundo y haber estado en el San Paolo cuando todo el estadio cantaba su canción y coreaba su nombre, fue muy fuerte, muy impresionante... Diego me mostró que es un apasionado del fútbol, hablamos de todo, intercambiando anécdotas. Diego merece todo el respeto, es un grande de verdad. Y el momento de conocerlo...
-¿Cómo fue?
-Lo que más me marcó es que Diego sabía quién era yo. Me tocó mucho. El primer contacto fue emocionante, tener al ídolo y poder hablar con él, el abrazo, la foto... Conocer a Diego fue algo muy fuerte que no me lo brindó ningún otro, ni Zidane, Ronaldinho, Ronaldo, Van Basten, Pelé... Lo de Diego fue muy grosso.
-¿Y el otro encuentro?
-También para charlar y tomar mate. Nuestra pasión por el fútbol son horas de anécdotas. Diego es una enciclopedia de fútbol. Es un tipo simple que ama lo que hace. Abierto a cualquier tipo de gente.
-Diego va a querer que juegues en Boca: a vos de chico te tiraba River...
-¡Voy a tener un problema, je! Noooo, el club que más pasión me dio fue Platense. Es verdad: si Diego me pide "vení a jugar acá, a Boca, dale", sería difícil decirle que no. Veo la pasión que mete por Boca y es un jugador más, ¿entendés? Por esa pasión, sería difícil decirle que no. Igual, por el momento no lo pensé.
-¿Qué sabés de Gonzalo Higuaín?
-No lo vi jugar. Me hablaron por la posibilidad que tiene, si quisiera, de jugar en la selección francesa. Francia puso los ojos en él porque ve que es una promesa. Jugar a los 19 años en River quiere decir que tiene un nivel importante. Lo compró el Madrid con un técnico con el que trabajé: sin dudas que tiene futuro. La decisión de jugar en la selección o no la tiene que tomar tranquilamente. Todos le pusieron mi ejemplo, pero es diferente: yo nací en Francia, estuve dos años, acá no tenía la posibilidad de jugar en la Selección porque me había ido chico y me dieron la posibilidad en la sub 20 de Francia. Así se fue dando todo. Dos años después que llegué me encontré siendo campeón del Mundo en el 98. Pero él jugó en River, ahora va al Real: no tuvo esa experiencia de haber vivido en Francia como la tuve yo. Seguro que su elección es diferente.
-¿Cómo tomaste la experiencia de jugar en la B con la Juventus?
-Tuve un tiempo difícil. Para mí fue un Mundial difícil porque no jugué y pensaba hacerlo. Habíamos salido campeones con la Juve, había metido 24 goles. Pienso que cuando jugás en un equipo grande como la Juventus no tiene que haber ninguna duda de que tenés que estar en la cancha. Francia optó por un juego más defensivo, por un solo punta, un 4-5-1.
-¿Tuviste problemas con el entrenador?
-Ninguno. Pero pienso que somos todos jugadores de alto nivel y queremos jugar. Yo dije que merecía estar entre los titulares. Un jugador que demostró en un gran club y que en la selección hizo 35 goles en 60 partidos... O sea... El ejemplo más claro es Lucas Toni: en un año hizo 30 goles en la Fiorentina y fue titular en Italia. Y los años anteriores no había jugado. Yo, en la selección, tengo una trayectoria de ocho años... Acá no es como el caso Batistuta-Crespo, que tienen características iguales. Henry y yo somos diferentes. Jugamos juntos ante Togo y nos clasificamos...
-Volviendo a la Juve... ¿Fue duro asimilar que ibas a jugar en la B?
-El club decidió que se fueran ocho de los titulares. Pero no aceptó ninguna oferta por mi pase. Por un lado, para mí fue difícil aceptarlo. Camoranesi, Del Piero, Buffon y yo, los que nos quedamos, estamos pagando por los errores de los directivos. En el campo de juego demostramos ser los mejores. Después, lo que hizo el club por atrás... Luego me hicieron entender que fue una elección y para mí también es un honor que me hayan considerado intransferible. Quedan seis meses. Arrancamos con -30 puntos, luego con -17, ahora estamos a un punto del primero...
-Muchas veces te pretendió el Barcelona...
-Siempre me gustó el fútbol español. Vengo de la cultura del fútbol argentino, que es parecido. El torneo italiano es el de más nivel... Pero hice cinco años en Mónaco, siete en Italia, y me gustaría tener una última experiencia. La prioridad la tiene la Juve. Quiero quedarme pero con un equipo competitivo. Fui claro con los dirigentes: quedar entre los seis primeros no me interesa.
*Artículo publicado en el Diario Olé el 5 de enero del 2007.
-¿Qué extrañabas? ¿El asado, los amigos, la...?
-(Interrumpe) ¡La familia! Hace dos años que no volvía a la Argentina. Hacerlo me hizo bien, sobre todo en volver a ver a la familia, a los amigos, las costumbres... La Argentina en general... el país que me dio la posibilidad de crecer en todo sentido.
-¿Cómo encontraste al país tras estos años?-Hace dos años atrás, cuando vine, era un momento crítico del país. Ahora lo encontré cambiado: la gente se adaptó a esa realidad. La mentalidad argentina es abierta. Encontré a la gente más positiva, más alegre. Me gustó. Fueron sólo diez días de vacaciones, pero por lo que hablé con mis amigos, con la gente que trabaja, hay estabilidad.
-¿Qué cosas hacés acá?
-Lo que no puede faltar es venir a ver a mi familia. Crecí con ellos. Siempre existe esa comunión entre nosotros, a pesar de la distancia. O volver a encontrar a mis amigos, el asado, todo... Me gusta también traerlo a él (NdeR: señala a su hijo francés, de seis años), para que conozca las raíces, de dónde vengo. Mi mujer es española y en casa hablamos en castellano. Por eso cuando viene se adapta, se hace entender.
-¿Y la gente del barrio?
-Es fuerte el impacto de la gente que dice: "Vuelve al barrio". No se lo esperan. Son cosas en la vida que nunca se olvidan.
-¿Te reconocen?
-La gente me sorprendió porque, años atrás, pasaba más inadvertido. Ahora ya empiezan a conocerme, el fútbol es muy popular... Para mí es importante tener el afecto de la gente del país que me dio la posibilidad de crecer.
-¿En algún punto está bueno cierto anonimato?
-¡Está bárbaro! En Italia es más difícil, la Juventus es el equipo más popular. Pero venir al barrio, salir a tomar algo con mis amigos, ir donde quiera, me cambia y me hace bien.
-¿Ves fútbol argentino desde Italia?
-Sí, pasan los partidos. El torneo argentino mucho no lo seguí este año, pero vi la final entre Boca y Estudiantes. Al ver las canchas llenas te dan ganas de probar la sensación de jugar en el fútbol argentino. No ahora, pero con el tiempo...
-¿Qué te pareció la definición del Apertura?
-Fue apasionante. Todos daban por favorito a Boca y ganó Estudiantes. Es lo lindo del fútbol. Los equipos chicos tienen posibilidades de hacer un buen papel en los campeonatos.
-¿Qué equipo te gustó?
-Estudiantes fue el que más me sorprendió. Con un técnico como el Cholo Simeone y con la Bruja Verón, empleó un juego más europeo con un equipo muy bien ordenado. El salto de calidad con Verón, con su experiencia, hizo la diferencia.
-¿Dónde jugarías cuando decidas volver?
-No lo pensé. Pero al ver la pasión que hay en el fútbol argentino, me gustaría tener una experiencia... Me fui muy joven de acá, tenía muy pocos partidos en Primera en Platense...
-¿Por qué vendrías?
-Una experiencia de juego, una experiencia humana. No económica. Pero al hablar con Maradona, el símbolo, me dieron ganas de jugar algún día acá...
-¿Cómo fue la charla?
-Tomando mate. A Diego lo conocí en Napoli, en la despedida de Ferrara. Fue algo muy particular, porque tuve la posibilidad de conocer a muchos jugadores importantes, pero haber conocido a Diego fue muy emocionante. Crecí con esta imagen de Diego, sabemos lo que representa en todo el mundo y haber estado en el San Paolo cuando todo el estadio cantaba su canción y coreaba su nombre, fue muy fuerte, muy impresionante... Diego me mostró que es un apasionado del fútbol, hablamos de todo, intercambiando anécdotas. Diego merece todo el respeto, es un grande de verdad. Y el momento de conocerlo...
-¿Cómo fue?
-Lo que más me marcó es que Diego sabía quién era yo. Me tocó mucho. El primer contacto fue emocionante, tener al ídolo y poder hablar con él, el abrazo, la foto... Conocer a Diego fue algo muy fuerte que no me lo brindó ningún otro, ni Zidane, Ronaldinho, Ronaldo, Van Basten, Pelé... Lo de Diego fue muy grosso.
-¿Y el otro encuentro?
-También para charlar y tomar mate. Nuestra pasión por el fútbol son horas de anécdotas. Diego es una enciclopedia de fútbol. Es un tipo simple que ama lo que hace. Abierto a cualquier tipo de gente.
-Diego va a querer que juegues en Boca: a vos de chico te tiraba River...
-¡Voy a tener un problema, je! Noooo, el club que más pasión me dio fue Platense. Es verdad: si Diego me pide "vení a jugar acá, a Boca, dale", sería difícil decirle que no. Veo la pasión que mete por Boca y es un jugador más, ¿entendés? Por esa pasión, sería difícil decirle que no. Igual, por el momento no lo pensé.
-¿Qué sabés de Gonzalo Higuaín?
-No lo vi jugar. Me hablaron por la posibilidad que tiene, si quisiera, de jugar en la selección francesa. Francia puso los ojos en él porque ve que es una promesa. Jugar a los 19 años en River quiere decir que tiene un nivel importante. Lo compró el Madrid con un técnico con el que trabajé: sin dudas que tiene futuro. La decisión de jugar en la selección o no la tiene que tomar tranquilamente. Todos le pusieron mi ejemplo, pero es diferente: yo nací en Francia, estuve dos años, acá no tenía la posibilidad de jugar en la Selección porque me había ido chico y me dieron la posibilidad en la sub 20 de Francia. Así se fue dando todo. Dos años después que llegué me encontré siendo campeón del Mundo en el 98. Pero él jugó en River, ahora va al Real: no tuvo esa experiencia de haber vivido en Francia como la tuve yo. Seguro que su elección es diferente.
-¿Cómo tomaste la experiencia de jugar en la B con la Juventus?
-Tuve un tiempo difícil. Para mí fue un Mundial difícil porque no jugué y pensaba hacerlo. Habíamos salido campeones con la Juve, había metido 24 goles. Pienso que cuando jugás en un equipo grande como la Juventus no tiene que haber ninguna duda de que tenés que estar en la cancha. Francia optó por un juego más defensivo, por un solo punta, un 4-5-1.
-¿Tuviste problemas con el entrenador?
-Ninguno. Pero pienso que somos todos jugadores de alto nivel y queremos jugar. Yo dije que merecía estar entre los titulares. Un jugador que demostró en un gran club y que en la selección hizo 35 goles en 60 partidos... O sea... El ejemplo más claro es Lucas Toni: en un año hizo 30 goles en la Fiorentina y fue titular en Italia. Y los años anteriores no había jugado. Yo, en la selección, tengo una trayectoria de ocho años... Acá no es como el caso Batistuta-Crespo, que tienen características iguales. Henry y yo somos diferentes. Jugamos juntos ante Togo y nos clasificamos...
-Volviendo a la Juve... ¿Fue duro asimilar que ibas a jugar en la B?
-El club decidió que se fueran ocho de los titulares. Pero no aceptó ninguna oferta por mi pase. Por un lado, para mí fue difícil aceptarlo. Camoranesi, Del Piero, Buffon y yo, los que nos quedamos, estamos pagando por los errores de los directivos. En el campo de juego demostramos ser los mejores. Después, lo que hizo el club por atrás... Luego me hicieron entender que fue una elección y para mí también es un honor que me hayan considerado intransferible. Quedan seis meses. Arrancamos con -30 puntos, luego con -17, ahora estamos a un punto del primero...
-Muchas veces te pretendió el Barcelona...
-Siempre me gustó el fútbol español. Vengo de la cultura del fútbol argentino, que es parecido. El torneo italiano es el de más nivel... Pero hice cinco años en Mónaco, siete en Italia, y me gustaría tener una última experiencia. La prioridad la tiene la Juve. Quiero quedarme pero con un equipo competitivo. Fui claro con los dirigentes: quedar entre los seis primeros no me interesa.
*Artículo publicado en el Diario Olé el 5 de enero del 2007.
"Fui el primero que puso a Messi en una cancha" (Salvador Aparicio, descubridor de Lionel)*
Don "Apa" recuerda el día que le faltaba uno y pidió permiso para usar a la Pulguita que estaba afuera, pateando contra una pared...
"Nació sabiendo, yo lo único que hice fue pararlo en una cancha...". La frase es sincera y no encierra falsa modestia. Don Salvador Ricardo Aparicio, quien la dice, nació en Rosario el 19 de agosto de 1929. Casado, con cuatro hijos, ocho nietos y cuatro bisnietas, siempre estuvo rodeado de chicos, aunque su carrera como entrenador de las categorías pequeñas del club Abanderado Grandoli se potenció tras jubilarse en la administración del ferrocarril. El club fue fundado el 11 de febrero de 1980, a unas pocas cuadras del cruce entre Grandoli y Gutiérrez, en la canchita pelada que sobrevive en el CEF N8 vecino a los monoblocks del rosarino barrio Fonavi. Allí, una tarde, Don Salvador conoció a un enanito que no tenía ni cinco años. Aún no lo llamaban Pulga, pero su físico chiquito y su andar saltarín e inquieto ya presagiaban el apodo que recibiría con el tiempo... Era Lionel Andrés Messi.
-¿Se acuerda exactamente cómo lo conoció?
—Pucha... ¡¿Y cómo no me voy a acordar si fue una de las cosas más lindas que me pasaron?! Ese día me había tocado armar el equipo de la categoría 86 de Grandoli. Yo creía que tenía a los siete jugadores, pero me di cuenta de que todavía me faltaba uno. Con seis no podía jugar. Entonces, con una remera y un pantaloncito con los colores del club en la mano, empecé a mirar hacia la tribunita donde normalmente van los familiares de los chicos, cerquita del alambrado. Y lo vi a Leo... Chiquito, meta patear contra una pared. Estaba con su mamá y su abuela, había ido a ver a uno de sus hermanos, no me acuerdo si a Rodrigo o a Matías.
-¿Y entonces?
—Y entonces me acerqué y le dije a Puchi (Celia, la mamá de Lionel): "¿Me lo prestás?". Y ella me contestó: "¿Para qué? ¿Para jugar? Pero si casi no sabe...". Como dudaba, le dije: "Mirá, lo pongo por la derecha, al lado de la puerta. Cosa de que si se pone a llorar, estás vos al lado y lo podés sacar". Así, fui el primero que puso a Messi en una cancha. Aunque tuve en cuenta que el nenito era 87, un año más chico, y no quería que lo lastimaran. Al final, Puchi aceptó, se lo llevó al baño y le puso toda la ropita del equipo.
-¿Cómo fue el partido?
—Lo puse abajo. Vino una pelota, le pasó por la derecha y ni la miró. Por ahí llegó otra y le cayó en la zurda. ¡Salió gambeteando como si hubiera jugado toda la vida! No lo saqué nunca más. Jugó todo ese año en el equipo de la Categoría 86 y después, cuando empezó la 87, se pasó con los chicos de su edad.
-¿Y andaba bien?
—Sí, hacía seis o siete goles por partido, pero ya era delantero. Tengo un cassette con goles espectaculares de Lionel. ¡Era una cosa de locos! Y no tenía ni cinco años todavía. Por eso te digo: después de esa jugada, al otro día lo puse de delantero, si era un fenómeno.Aparicio vive en una casita muy humilde que está ubicada a unas pocas cuadras de Grandoli.
A los casi 77 años, no hay tarde que deje de ir a entrenar a los pibes del club, aunque ahora necesita la ayuda de un chico joven que le da una mano en la supervisión de las prácticas. "Es que estoy más grande, me cuesta. Tengo sólo diez chicos en la categoría, pero necesito ayuda porque me canso. Laburo con los pibes desde hace 25 años", explica con tono paternal. Habla pausado, a veces se pierde, quizá como consecuencia de una fisura cerebral que aún no termina de cicatrizar. Igual, anda y anda. Que se va a la carnicería, que está en el kiosco de diarios, que se fue a pasear, este hincha de Central Córdoba y de Independiente (por De la Mata) sólo se detiene para dormir la siesta o ver los partidos de Messi por TV. "También lo tuve a Damián Pérez, de la Reserva de Racing, que fue compañero de Lionel".
-¿Messi ya hacía goles maradonianos de chico?
—Uf, un montón. Hizo un gol en un partido, el que pasan en la publicidad de la tarjeta de crédito, que se los pasó a todos. Ese día hizo dos o tres goles contra un equipo que venía invicto, con 17 partidos sin perder. Si nos ganaba, salía campeón. Pero los derrotamos 4 a 0 y él metió tres. De esos goles en los que se pasaba a un equipo entero hacía todos los días; hasta gambeteaba a sus propios compañeros. No lo podíamos parar, je. Era natural en él hacer eso.
—Es inevitable hacer una comparación con las historias de Diego Maradona en Los Cebollitas...
—Puede ser... Así son los grandes jugadores. Pero no sé si le hace bien compararlo con Diego. Maradona fue algo impresionante. Y Lionel pude llegar a serlo. Cada vez que lo veo en el Barcelona, me emociono... La otra vez hizo un gol de cucharita al arquero y lloré como un loco. Me hizo acordar cuando era una pulguita... Para nosotros fue siempre Leo, eh, no la Pulga. También me emocioné cuando hizo ese golazo en el Juvenil, cuando se pasó a todo el mundo. Lástima que ahora anda lesionado.
-¿Volvió a verlo con el paso de los años?
-¿Volvió a verlo con el paso de los años?
—Lo volví a ver a fin del 2005, cuando estuvo acá... Fui a su casa, como siempre. Pero lo vuelven loco, le tocan el timbre todo el día. Por eso se fue a otro lado a pasar las Fiestas. ¡Uy, cuándo me vio! Se me colgó del cogote y me decía "Apa", por Aparicio, como me llaman todos.
—En las próximas horas quizá lo vuelve a ver.
—Seguro, aunque sé que viene a Rosario para tener tranquilidad en su recuperación. Yo lo voy a ir a ver porque nos queremos mucho, igual que con su papá y toda su familia. Yo fui su primer entrenador, pero su papá también estaba e, incluso, lo dirigió. Yo tenía la 84, la 85, la 86, y le dije a Jorge Messi: "¿Por qué no agarrás vos la Categoría? Yo no puedo más". Hoy, tantos años después, en el barrio los pibes me preguntan sobre Lionel y me piden que les cuente historias. ¿Sabías que su hermano era un fenómeno?
—No va a salir con la típica de que el hermano que no juega era mejor.
—En serio, Rodrigo era un fenómeno. De otra manera: un jugador de fuerza, que se llevaba todo por delante, pero muy bueno. En algún momento hubiera asegurado que era mejor que Lionel... Pero no llegó.
-Es obvio que en el Mundial se va a comer la televisión viendo a Lionel.
—Obvio. Yo estoy convencido de que va a hacer un buen torneo. Mi ilusión es que sea "su" Mundial.
-Si fuera Pekerman, ¿cómo lo pondría? ¿Con quiénes lo rodearía?
—Suelto. Cuanto más suelto juegue más puede rendir. Lionel tiene un pique corto impresionante. A veces lo explota mejor cerca del área, y a veces saliendo unos metros. Yo lo pondría con Riquelme y con el delantero de punta que sea. Crespo y Saviola son distintos, pero él puede entenderse a la perfección con cualquiera de los dos. Los buenos jugadores son buenos siempre. Y Lionel fue bueno desde el primer día.
*Artículo publicado en el Diario Olé el 18 de abril del 2006.
Supermiedo escénico*.
Alguna vez Gabriel García Márquez desnudó que desarrollar un discurso en público le generaba "miedo escénico", un sentimiento muy diferente a la soltura que experimentaba cuando tenía que sentarse a escribir. La frase no tardó en encontrar eco en el ámbito de la pelota de la mano de la verba de Jorge Valdano, entonces en las filas del Real Madrid, tan capacitado para enaltecer a las palabras desde el fútbol como al fútbol desde las palabras. Y Valdano habló sobre el miedo escénico que sufriría el Anderlecht de Bélgica cuando le llegará del turno de pisar el estadio Santiago Bernabéu para defender el 3 a 0 conseguido en el partido de ida de la tercera fase de la Copa UEFA. Ambos acertaron. García Márquez con su confesión, y Valdano con el vaticinio: el Madrid se puso 4 a 1 arriba en apenas un tiempo y con el susto tatuado en la cara de los belgas, cerró una goleada por 6 a 1 y pasó de ronda... Y todo por el miedo escénico.
Cuando uno está amenazado, cuando la angustia delata la cercanía de un riesgo grande, se produce el famoso miedo escénico. Y como todo malestar indigesto, se refleja mediante los síntomas. El River de Gorosito vivió una semana muy distinta a las habituales desde el inicio de la era Pipo. El entrenador y los jugadores llevaron a cabo un pacto tácito de evitar la confrontación dialéctica y todo lo que tenga que ver con Boca, al punto que el mediático Cristian Fabbiani no tuvo más remedio que llamarse a silencio (aún en contra de su voluntad). ¿Más señales de lo pesado que le resultó a River desandar la semana previa al derby? La práctica táctica del jueves fue a puertas cerradas (la prensa esperó en los accesos) y sólo el entrenador y Ahumada asistieron a una rueda de prensa (el resto, salvo excepciones, prefirió gambetear los micrófonos). ¿Más? La concentración, que generalmente se realizaba los sábados tras la práctica de la tarde, se adelantó para el viernes por la noche, y los jugadores estuvieron mirando videos ya desde el miércoles de la semana pasada (así lo reconoció el técnico). ¿Más? Gorosito pasó del "lo tengo claro" a no confirmar el equipo. Así de pendiente por el entorno llegó el entrenador al derby. Pero como dijo el propio presidente Aguilar en el programa 2 de Punta, "generalmente gana el que juega mejor". Y chau misterios.
En Boca, sorprendió la decisión de Carlos Ischia de alejar a la prensa (algo inusual) el día anterior al partido. Tampoco hubo confirmación del equipo, aunque sí chicanas mediáticas destinadas al barrio de Núñez. En la semana, el pelado de Boca jugó el derby más relajado que el enrulado de River, aunque siempre consciente de la importancia del duelo.
De ambos lados hubo mucho en juego ante una nueva edición del superclásico. Un derby que se disfruta pero se sufre. Que genera placer y regocijo por una victoria ante el rival histórico, pero al mismo tiempo transmite una excesiva presión ante un eventual traspié. El mismo miedo escénico que patentó García Márquez y que encontró Valdano en la cara de los jugadores del Anderlecht...
*Columna publicada en la revista virtual de 2 de Punta.
Cuando uno está amenazado, cuando la angustia delata la cercanía de un riesgo grande, se produce el famoso miedo escénico. Y como todo malestar indigesto, se refleja mediante los síntomas. El River de Gorosito vivió una semana muy distinta a las habituales desde el inicio de la era Pipo. El entrenador y los jugadores llevaron a cabo un pacto tácito de evitar la confrontación dialéctica y todo lo que tenga que ver con Boca, al punto que el mediático Cristian Fabbiani no tuvo más remedio que llamarse a silencio (aún en contra de su voluntad). ¿Más señales de lo pesado que le resultó a River desandar la semana previa al derby? La práctica táctica del jueves fue a puertas cerradas (la prensa esperó en los accesos) y sólo el entrenador y Ahumada asistieron a una rueda de prensa (el resto, salvo excepciones, prefirió gambetear los micrófonos). ¿Más? La concentración, que generalmente se realizaba los sábados tras la práctica de la tarde, se adelantó para el viernes por la noche, y los jugadores estuvieron mirando videos ya desde el miércoles de la semana pasada (así lo reconoció el técnico). ¿Más? Gorosito pasó del "lo tengo claro" a no confirmar el equipo. Así de pendiente por el entorno llegó el entrenador al derby. Pero como dijo el propio presidente Aguilar en el programa 2 de Punta, "generalmente gana el que juega mejor". Y chau misterios.
En Boca, sorprendió la decisión de Carlos Ischia de alejar a la prensa (algo inusual) el día anterior al partido. Tampoco hubo confirmación del equipo, aunque sí chicanas mediáticas destinadas al barrio de Núñez. En la semana, el pelado de Boca jugó el derby más relajado que el enrulado de River, aunque siempre consciente de la importancia del duelo.
De ambos lados hubo mucho en juego ante una nueva edición del superclásico. Un derby que se disfruta pero se sufre. Que genera placer y regocijo por una victoria ante el rival histórico, pero al mismo tiempo transmite una excesiva presión ante un eventual traspié. El mismo miedo escénico que patentó García Márquez y que encontró Valdano en la cara de los jugadores del Anderlecht...
*Columna publicada en la revista virtual de 2 de Punta.
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